¿Nos enseña la Biblia que todos nacen pecadores?

    El pecado original es la creencia cristiana de que todos los seres humanos  nacen  pecadores. Según cuenta la historia el libro del Génesis, el primer hombre, Adán, y su esposa, Eva, fueron creados sin pecado  y  vivían  en  el  Jardín  del  Edén.  Sin embargo, una serpiente tentó a Eva a probar la   fruta   prohibida   del   “árbol   del conocimiento  del  bien  y  del  mal”,  y compartirlo con  Adán. Por consiguiente,   Dios   condenó   a   los d o s   y   los   e x p u l s ó   d e l   E d é n.   Todos los niños nacidos a partir de entonces   heredaron   este   pecado,   la quedando sentenciados a la condenación  eterna.  La  única  manera de   purificarse   de   este   pecado   sería aceptar  la  expiación  del  sacrificio  de Jesucristo  en  la  cruz  para  cumplir  el castigo    de    ese    pecado.    Esto    es representado    simbólicamente    a través  del  bautizo  de  los  niños. Esta  creencia  es  un  aspecto  fundamental   del   cristianismo,   y   está profundamente    arraigada    en    la mente   cristiana.   Sin   embargo,   rara vez   ha   sido   evaluado   según   las enseñanzas    de    la    Biblia.    Dicha evaluación       revela       un       origen cuestionable   y   una   autenticidad discutible  de  esta  doctrina.

Historia y Contexto

   La  doctrina  oficial  del  pecado  original  se  acredita  en  gran  medida  a  San Agustín  de  Hipona  (354-430DC).  En réplica  a  las  creencias  de  Pelagio,  un asceta  contemporáneo,  Agustín  afirmó que   los   niños   no   bautizados   van   al infierno  como  resultado  del  pecado  de Adán.  Los      escritos  de   Agustín establecen  la  base  del  pecado  original  y fueron  aceptados  como  doctrina  oficial en  los  Concilios  de  Cartago  (418AD),Orange (529AD) y Trento (1545-1563AD). Por  otro  lado,  no  queda  nada  de  lo  escritos  de  Pelagio,  excepto  lo  que  sus adversarios escribieron de él.

           Junto  con  Pelagio,  otros  rechazaron  el concepto  de  pecado  original. Theodorus (c.350 428AD), el obispo de Mopsuestia, negó que el pecado de Adán fue la fuente de la muerte. En armonía con este punto de vista,  Celestio (c.400AD) sostuvo que las acciones de Adán no afectaban a toda la raza humana. Otros críticos de los puntos de vista de Agustín   señalan   su   influencia   por   el maniqueísmo,  su  fe  antes  de  aceptar  el cristianismo. El maniqueísmo se originó en Persia, fundada por un hombre llamado Mani, y  sostiene  la  creencia  de  que  la  naturaleza humana es malvada. Se afirma que Agustín formuló sus puntos de vista del pecado original  bajo  la  influencia  de  las  creencias maniqueas.

    Por  contra,  los  defensores  del  pecado original reclaman su existencia mucho antes de San Agustín. Citan las escrituras de Pablo,  “…  tal  como  el  pecado  entró  en  el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a   todos   los   hombres,   porque   todos pecaron”  (Romanos  5:12). También  citan la práctica del bautismo infantil llevado a cabo  antes  de  la  época  de  Agustín.  Tal como  se  acordó  en  el  Concilio  de  Nicea (325 dC), el bautismo se llevó a cabo para la remisión de los pecados.

Jesús y el Nuevo Testamento

    En  medio  de  la  confusión  y  de  las pesquisas,         es extraordinariamente sorprendente   por   qué   nadie   parece preguntarse lo que Jesús predicó. Si Jesús era  el  Mesías,  como  creen  todos  los cristianos, era su responsabilidad enseñar todas  las  doctrinas  fundamentales  de  la salvación. Es muy improbable que hubiera pasado  por  alto  una  creencia  tan  fundamental como que todos los hombres nacen pecadores- para lo cual la única salvación sería  su  sacrificio  de  expiación.  Sin  embargo,  no  encontramos  ninguna  mención de  pecado  original  en  las  palabras  de Jesús.

     Además, permitir a Pablo, o a cualquier otra   persona,           establecer   doctrinas fundamentales  es  una  transgresión  grave de la autoridad de Cristo. En Hebreos (12:2) se  menciona  a  Jesús  como  el  autor  y consumador  de  nuestra  fe.  Por  lo  tanto, todas  las  enseñanzas  cristianas  deben estar enraizadas en las palabras de Jesús.Nadie debería tener la facultad de agregar o reemplazar ninguna de sus enseñanzas.

     En  contra  de  la  creencia  de  que  todos os     hombres     son     pecadores,     nos encontramos con diversas excepciones en los  cuatro  Evangelios.  Se  cita  a  Jesús diciendo,  “…  los  justos  [irán]  a  la  vida eterna” (Mateo 25:46). También dice: “…No he venido a llamar a los justos, sino apocadores  al  arrepentimiento”  (Marcos 2:17).  Estos  versículos  indican  que  los justos  (en  griego:  Dicaios)  están  limpios de  pecado,  porque  heredan  la  vida  eterna y no necesitan arrepentirse de los pecados.

    Diversas   personas   son   justas   (en griego:  Dicaios)  o  santos  (en  griego: Agios)  en  el  Nuevo  Testamento,  lo  cual indica  que  están  limpios  de  pecado.  Los siguientes  se  describen  como  justos: Abraham (Gálatas 3:6), Noé (Hebreos 11:7), Melchisadec (Hebreos 7:2), Lot (II Pedro 2:8), y Zacarías y su esposa Isabel (Lucas 1:6). De hecho, Jesús mismo se condena a los escribas y los fariseos diciendo: “ para que  venga  sobre  vosotros  toda  la  sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde  la  sangre  de Abel  el  justo  hasta  la sangre  de  Zacarías  hijo  de  Barquías,  a quien  matasteis  entre  el  templo  y  el altar.”(Mateo  23:35).  Aquí  Jesús  llama  a Abel y todos los mártires justos.

    Juan  el  Bautista  aparece  descrito  no sólo como justo, sino como santo (Marcos6:20)  de  la  misma  manera  que  Jesús  es llamado  santo  en  Lucas  1:35.  De  hecho, Juan  el  Bautista  nació  sin  pecado  pues estaba  lleno  del  Espíritu  Santo,  mientras todavía  se  hallaba  en  el  vientre  de  su madre  (Lucas  1:15).  Además,  todos  los profetas      desde      la      creación      son considerados santos en Lucas 1:70.

El Antiguo Testamento

     El Antiguo Testamento también parece estar  en  desacuerdo  con  el  concepto  del pecado  original.  Al  igual  que  en  otros versículos similares, Ezequiel 18:20 dice: “ El alma que peque, ésa morirá. El hijo no cargará  con  la  iniquidad  del  padre,  ni  el padre cargará con la iniquidad del hijo; la justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él”.

   Si Dios le reveló las palabras anteriores a Ezequiel, entonces el pecado original está en  contradicción  con  sus  palabras.  Por ello, los judíos no creen en el pecado original.

    Aunque  hay  varios  versículos  en  el Antiguo  Testamento  que  indican  que todos  los  hombres  son  pecadores  o  han pecado,   esto   se   entiende   como   una hipérbole  para  expresar  indignidad  del hombre en el rostro de Dios (por ejemplo, Sal 130:3, Jb 4:17, Eclesiastés 7:20, etc.) declaraciones figurativas abundan en todo el Antiguo  Testamento. Del  mismo  modo,  Jesús  empleaba expresiones exageradas de humildad. Por ejemplo,  en  el  Evangelio  de  Marcos,  un joven rico se refirió a Jesús como el Buen Maestro,  pero  Jesús  le  respondió:  “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino Dios sólo” (10:18).

Otros Puntos

   El pecado original da lugar a más dudas que claridad. Por ejemplo, si el pecado de Adán  causaba  la  muerte  física  (Romanos 5:12), el hombre a trabajar con la tierra (Gn 3:17), y a las mujeres a tener hijos con dolor (Gen 3:16), entonces la aceptación de la expiación del sacrificio de Jesús para pagar la pena del pecado debería eliminar estas condiciones.  Sin  embargo,  todos  los cristianos  están  sometidos  a  los  tres.

    Otras  dudas  están  relacionadas  con  el estado de María, la madre de Jesús, y Jesús mismo. Si el pecado era hereditario, como alega  la  doctrina  del  pecado  original, entonces, ¿cómo podía evitarlo María? Ella lo  habría  heredado  de  la  estirpe  de  sus antepasados.  Además,  si  Jesús  estaba limpio de pecado, entonces ¿qué necesidad había  para  él  ser  bautizado  por  Juan  el Bautista?

Conclusión

    A pesar de que no está claro quién fue el autor del pecado original, el Nuevo Testamento  deja  claro  que  no  fue  Jesús. Nunca  predicó  dicha  doctrina.  También encontramos   varios   versículos   en   el Antiguo  Testamento  que  lo  contradicen. El   pecado   original   es   uno   de   losmuchos   ejemplos   de   las   enseñanzas fundamentales   cristianas   que   tienen cimientos dudosos, o que al menos, invita al escepticismo.

 Escrito  por: Naser-ud-Din  Shams

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